Ha querido el destino que el peor autobus local que he tenido que coger desde que estoy en India, le ha tocado en suerte a Raquel para su bautismo en estas lides.
Por la manana nos las prometiamos muy felices. Teniamos nuestros billete comprado, la estacion estaba cerca (fuimos dando un paseo) y nuestro destino final, aunque distante en unas nueve horas, era prometedor: Hampi. Sin embargo, cuando llegamos a la estacion y vimos el autobus nos echamos a temblar. Quiza sea otro, intentabamos convencernos a nosotros mismos. Pero no, no habia duda. Todo el mundo nos senalaba el cascajo que estaba situado en la plataforma cinco. Yo creo que incluso se sonreian un poco al ver nuestras caras.
El autobus era mas o menos igual de sucio y viejo que todos los demas. Pero, hasta ahora, siempre habia encontrado asientos rotos, pero asientos al fin y al cabo, o, al menos, bancos acolchados. Sin embargo, nuestro potro de tortura del dia solo tenia bancos de "tres plazas" y sin acolchar. Metal, puro y duro. Para una o dos horas hubiera sido duro, pero para nueve, iba a ser un viaje infernal.
A pesar de todo, y como no teniamos otra opcion, nos montamos e iniciamos el viaje intentando sacar nuestro mejor humor y reirnos de la situacion. Teniamos ademas unos companeros de viaje muy animados, que no paran de reirse cuando nos miran y de hacernos preguntas.
Paisajisticamente, el viaje tuvo tres etapas. La primera, el interior de la provincia de Goa y principio de Karnataka, en la que predomina la selva y las colinas. La marcha era muy lenta, no mas de 25 kilometros por hora de media, porque, ademas de que hay muchisimas obras de reacondicionamiento de la carretera, el autobus se queda casi parado en las rampas. La selva es bonita, pero esta muy maltratada por la densidad de poblacion de la region.
En la segunda parte del viaje recorremos un espectacular paisaje de campos de cereales, girasoles y plataneras. La inmensa india rural y agricola que debe proporcionar alimento a todo el pais. Al igual que en el viaje de Jaipur a Agra, vemos infinidad de escenas de una belleza dificil indescriptible que dan ganas de bajarse del autobus, y estar una semana haciendo foto tras foto. En esta parte, el ritmo sigue siendo lentisimo porque sigue habiendo obras, la carretera tiene socavones cada 100 metros y ademas hay miles de camiones parados en el "arcen" que ocupan parte de la calzada y generan contantes parones. Suponemos que los camiones estan esperando a la recogida del cereal, para ser cargados y salir disparados a los mercados de las ciudades.
Finalmente las granjas y campos van dejando paso a un sinfin de poblaciones polvorientas, sin ninguna gracia, y campos resecos que nos hacen temer lo peor en cunato a Hampi. En teoria se supone que es un sitio de una belleza espectacular, pero lo cierto es que el paisaje empeora cuando se supone que nos estamos acercando.
A todas estas, somos los unicos extranjeros que vamos a Hampi en autobus local. Siempre pasa igual. Llegas a los sitios y hay otros turistas, pero en los medios de transporte no los ves. Cuando llevamos unas ocho horas de autobus y estamos empezando a flaquear, nos encontramos con un atasco monumental. Todos los camiones que estaban aparcados, normalmente en direccion opuesta a la nuestra, han debido ponerse en movimiento. El resultado es que tardamos en llegar a Hospet, punto final del autobus y desde donde tenemos que coger un Ricksaw, cuatro horas mas.
La ultima hora todo el pasaje ha estado muy nervioso, e incluso unos cuantos companeros incitaban al conductor a que adelantase por el carril contrario, con riesgo evidente de nuestras vidas, la inmensa cola de coches, autobueses y camiones que nos retenia.
Al final llegamos. Agotados, pero vivos. Son casi las deiez de la noche, asi que hemos tardado 13 horas. Nada mas entrar el autobus en la estacion, ya tenemos a tres conductores de ricksaws intentando llamar nuestra atencion. Negociamos el precio muy facil porque parecen un tanto desesperados. La media hora de ricksaw, aunque con banco acolchado, sigue haciendose dura. Sin embargo cuando entramos en Hampi nos cambia la cara. Para empezar pasamos por entre medio de varios ruinas de templos iluminados, junto a grandes rocas graniticas.
Entramos en el pequeno bazar principal del pueblo y, al fondo, contemplamos, un templo hindu del siglo XV, de 50 metros de altura que domina la localidad. Callejeando para encontrar nuestro guest house, vemos que todas las calles estan razonablemente limpias, no hay pitidos y todo el mundo esta muy tranquilo y nos sonrie cunado pasamos. Ademas dejamos atras varios guest house que tiene muy buena pinta.
Llegamos al Gopi Guest House que es el que habiamos seleccionado. Mientras nos ensenan una magnifica habitacion, probablemente la mejorque he visto en India, nueva, bien pintada, acogedora, el conductor del ricksaw se pone un poco pesado diciendonos que vayamos a otros sitio. La habitacion nos encanta, pero nos pide 600 rs, un precio superior a lo que queremos. Regateamos y baja a 450 rs. A pesar de todo, y como hemos visto que todos los guest house estan en escasos 50 metros, le decimos que vamosa mirar otras opciones. Este truco suele funcionar para que te den una ultima bajada, pero esta vez, parece que no estan dispuestos y que realmente ese es su precio minimo.
Chequeamos varios sitios. No estan mal y son mas baratos, sobre las 250 rs, pero estamos cansados y queremos estar agusto esta noche asi que decidimos volver al Gopi. A todo esto, el conductor de ricksaw sigue dandonos la murga. Como estoy muy cansado y me empieza a molestar, no me queda mas remedio que mandarle a paseo de malos modos.
Los del guest house nos hacen el favor de, a pesar de ser mas de las once de la noche y que claramente se ve que esta todo cerrado, abrinos la cocina y servirnos algo. Yo estoy hambriento porque, como en casi todos los dias de viaje, no hemos comido mas que algunas chucherias. No nos pueden servir todo lo que tiene en el menu, pero nos preparan un arroz vegetal, un curry de verduras y unas samosas. Todo nos sabe a gloria y lo mejor es que el restaurante esta en el tejado del edificio y podemos contemplar, mentras comemos,a menos de treinta metros el alucinante templo piramidal que domina Hampi.
Ya con el estomago lleno, y el animo recuperado, damos un paseo por las calles. Confirmamos la primera impresion que tuvimos al pasar con el ricksaw. El pueblo es un conjunto de unas cien estupendas casas de dos plantas, blancas o de colores claros, calles peatonales llenas de vacas y gente de una simpatia extrema.
Absolutamente todo el mundo te saluda y te pregunta tu nombre, y cuando esperas que te intenten vender algo, no lo hacen y se marchan. Aunque cuando hemos entrado en el pueblo hemos visto bastantes turistas, ahora deben de haberse acostado, y cunado llegamos al bazar nos convertimos en autenticas estrellas de la noche Hampiniana. Todo el mundo nos habla, nos da la mano y nos explica cosas.
El momento de apoteosis llega, cunado tras cruzar por debajo del templo entrar en un recinto, con otro dos templos mas algo mas pequenos, en el que una banda local toca con estrepito para regocijo de todos los asistentes, la mitad de los ninos de la poblacion nos rodean y nos piden fotografiarse con nosotros.
Yo soy remiso, pero a Raquel se le cae la baba. Las ninas la adoptan y la miran como si fuese una estrella de Hollywood (o, mejor dicho, Bollywood). Les hago una foto tras otro. Despues de hacer cada una, me obligan a ensenarsela, y, cuando se reconocen, les entra una risa absolumente contagiosa. Puede paracer un poco cursi, pero no estabamos preparados para el recibimiento de este pueblo.
A pesar de los ruegos y aclamaciones populares, nos vamos retirando hacia nuestro nuevo "hogar". Como no, de camino, compramos chocolatinas y, a pesar del cansacio, nos sentimos maravillosamente bien.
Despues de ducharnos y de poner el despertador para despertarnos proto y visitar el prometedor Hampi, caemos rendidos como dos angelitos.
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