miércoles, 13 de febrero de 2008

Día 4: De Puerto Jimenez a Dominical

Nota: Si estáis pensando hacer un viaje a Costa Rica, os recomiendo que visitéis la guía de Costa Rica que hemos escrito recientemente para BuscoUnViaje.com

Nos levantamos pronto, porque hoy tenemos viaje por delante, y no queremos que nos coja la noche como cuando vinimos a Puerto Jimenez. Desayunamos en el porche, mientras un grupo de enormes guacamayas rojas se dedican a discutir (vete a saber de qué), en un limonero a escasos metros de nosotros. Han sido poco más de dos días lo que hemos pasado en este pueblito pero, como comienzo del viaje, ha colmado todas nuestras expectativas.
Nos despedimos de marga y montamos en el coche. Recorremos la calle principal, bordeamos el campo de futbol, la iglesia, la comisaría, el pequeño puerto y, ahora sí, salimos del pueblo por la pista principal.
El primer tramo, hasta Rincón, es más o menos parecido a los alrededores de Puerto Jimenez; vistas a la bahía, explotaciones agrarias y ganaderas, zonas de bosque, es decir muy bonito, pero no exactamente selva. Sin embargo, el tramo de Rincón hasta la panaméricana, que el otro día recorrimos prácticamente a oscuras, te deja sin respiración. Como el terreno se llena de colinas y abruptas cañadas y, por tanto, no hay terreno para el cultinvo, la selva ha permanecido inalterada. A veces parece que el bosque se va a tragar la pequeña pista de tierra y el coche se hundé en un tunel de vegetación infranqueable, salvo por la pequeña abertura que recorremos.
Nos paramos varias veces para hacer fotos, sin embargo, recorremos los sesenta kilomentros de pista mucho más rápido que el otro día. Además de porque hoy es de día, y es más facil esquivar los infinitos socabones, le estoy cogiendo el truco a este tipo de conducción. A veces hasta hago deslizar voluntariamente el eje trasero para corregir con un pequeño contravolante.
Llegamos a la carretera sin problemas. De Piedras Blancas tenemos que apuntar norte durante unos veinte kilómetros, hasta Palmar Norte, y abandonar de nuevo la carretera principal, para tomar una pista que corre paralela a la costa. Según la guía, en algunos tramos la pista es la propia playa, y depende tanto de las mareas como de las lluvias recientes, se puede pasar o no. Estamos en plena época de lluvias, así que no las tengo todas conmigo, pero esto es parte de la gracia de este viaje.
En Palmar Norte nos desviamos en la dirección indicada. De momento transitamos por una carretera espléndida y nueva. Mucho mejor que la interamericana. Pensamos que serán sólo unos kilómetros, pero llegamos a la costa y continúa igual. Por una parte estamos un poco decepcionados (demasiado facil), pero por otra disfrutamos del paísaje y pensamos que así llegaremos rápido y podremos disfrutas del día en Dominical.
Más tarde nos explicarían que esta carretera esta recién terminada. Ha sido construida porque hay mucho inversores américanos en esta zona del pacífico, que han presionado para que le den prioridad. A ambos lados de la carretera se ven, de vez en cuando, lodges con nombres "yankis" de excelente aspecto. Todo muy surfero. Dominical y Uvita (un poco más al sur) son dos de los mejores centros del surf en Costa Rica. Atraén a turismo jovén, en contraposición con Manuel Antonio (lo que recomiendan las agencias en España), que copa el turismo de paquete organizado.
Nosostros queremos visitar el parque Nacional Manuel Antonio, a unos cincuenta kilómetros al norte de Dominical, pero para quedarnos preferimos un ambiente más informal.
Llegamos un poco más tarde de medio día. Buscamos el hotel que previamente habíamos seleccionado por internet. Esta en la orilla de un río, dentro de una pequeña reserva ecológica, a un kilómetro del pueblo. Tenemos una pequeña cabaña (habitación y baño), con un porche con hamaca, así que nos sentimos como si fuesemos los seres más ricos del planeta. Hace un calor tremendo, así que, como el hotel tiene piscina, decidimos pasar estas horas sumergidos.
Nos tomamos unos cuantos Martinis Rojos que nos hacen ver la vida aún con más optimismo. A la camarera que nos los trae (no tendrá más de 15 años), le parecemos de lo más graciosos, porque no hace más que reirse. Comemos, nachos con guacamole, quesadillas e imperiales con hielo, también en el bar de la piscina, para completar un día completo de turismo sin una gota de aventura. Por la tarde, tras una siesta, y recuperados de los martinis, sí que bajamos al pueblo (dos calles llenas de tiendas) y paseamos por la enorme playa.
Cenamos en un restaurante hamburguesería, estilo "yanki", dónde las camareras, también americanas atienden en inglés. La que nos toca luce un escote tan espectacular que, a pesar de mi estado de enamoramiento, no puedo dejar de mirar. Esta casi vacío porque la temporada alta ya ha pasado. En Costa Rica los meses fuertes son, de diciembre a abril, y estamos en agosto, en plenas lluvias.
Después de cenar, jugamos unas cuantas partidas de billar, hasta que nos indican que están cerrando. Preguntamos pr otro bar, y nos indican que sigamos el caminon de la playa. Lo encontramos y efectivamente es lo único abierto que queda. La clientela es tica, y no parace de la mejor calaña. Miran a Raquel, sobre todo de cuello para abajo, de forma un poco exagerada. Como estamos de subidón, no nos importa y nos tomamos unas cuantas copas (whisky para mí, y Martini ella) mientras seguimos jugando al billar. El ambiente es dificilmente definible. Mucho humo. Clientes bastante alcoholizados y gritones. Música tipo "country". Sólo un par de chicas más, a parte de Raquel, bastante mayores y muy pintadas.
Sobre las dos, decidimos que es hora de retirarse. Pagamos y damos un paseo hasta el coche. Ya en la cabaña, tenemos el máximo cuiado en no dejar un resquicio abierto. Estamos junto al rio y debe haber millones de mosquitos sedientos de sangre (y cargados de malaria o dengue) esperando a que ns descuidemos. Nos embadurnamos de repelemnte, encendemos el ventilador del techo y dormimos la mona. Ha sido un día atípico de viaje. O quizá todo lo contrario y hemos hecho lo que la mayoría de la gente hace en sus vacaciones.
En todo caso mañana el plan es, volviendo a nuestros "orígenes", ir al parque Nacional y hacer una marcha allí. Mi rodilla esta mejor despues de dos días de ponerme anti-inflamatorio, así que espero no tener ningún problema.

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