Lo malo de llevar retraso en el blog es que, a veces, se te olvida cosas. No tiene mucha importancia, pero la noche de mi primer día de escalada hicimos alguna cosa que se me había pasado contar.
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En vez de cenar otra vez en Gopi, nos marchamos aun sitio que nos han recomendado. La razón real, aunque ella lo niegue, es que a Babette le ha gustado un chico francés con el que nos cruzamos ayer visitando los templos.
Pedimos comida mexicana e israelí. Mi enchilada, con arroz, esta sorprendentemente buena. Los únicos clientes, además de nosotros, son dos chicas y un chico, jugando todo el rato con un cachorro de perro. A kim se le cae la baba y empieza a preguntar a las chicas si es suyo. A partir de la historia de cómo ha ido a parar en su propiedad el cachorro, nos cuentan que están trabajando desde hace cuatro meses en Hampi en un proyecto social. Son alemanas y estudiaron trabajo social. A Marco y a mí también se nos cae la baba porque una de ellas, además de buena persona, es increíblemente guapa.
Babette, que es muy dinámica, en seguida les propone que va a mandar un mail a todos sus amigos de Bélgica pidiendo que le ingresen dos euros a su cuenta personal, para colaborar en el proyecto, y, como anticipo, les da veinte euros para que compren un material que necesita.
A mí se me queda una sensación un poco extraña. He dado un giro vital para buscar mi felicidad, pero, ¿para cuándo el pensar en hacer cosas para otros?. Mientras yo he estado buscando todo el día, mi felicidad perfecta, otros trabajan intentando hacer cosas que mejoren las cosas.
Volvemos a Gopi. Kim y yo como siempre intentamos buscar un sitio en el que tomar algo pero es imposible. Charlamos un rato en el banco de la entrada del guest house hasta que nos entra el sueño.
En vez de cenar otra vez en Gopi, nos marchamos aun sitio que nos han recomendado. La razón real, aunque ella lo niegue, es que a Babette le ha gustado un chico francés con el que nos cruzamos ayer visitando los templos.
Pedimos comida mexicana e israelí. Mi enchilada, con arroz, esta sorprendentemente buena. Los únicos clientes, además de nosotros, son dos chicas y un chico, jugando todo el rato con un cachorro de perro. A kim se le cae la baba y empieza a preguntar a las chicas si es suyo. A partir de la historia de cómo ha ido a parar en su propiedad el cachorro, nos cuentan que están trabajando desde hace cuatro meses en Hampi en un proyecto social. Son alemanas y estudiaron trabajo social. A Marco y a mí también se nos cae la baba porque una de ellas, además de buena persona, es increíblemente guapa.
Babette, que es muy dinámica, en seguida les propone que va a mandar un mail a todos sus amigos de Bélgica pidiendo que le ingresen dos euros a su cuenta personal, para colaborar en el proyecto, y, como anticipo, les da veinte euros para que compren un material que necesita.
A mí se me queda una sensación un poco extraña. He dado un giro vital para buscar mi felicidad, pero, ¿para cuándo el pensar en hacer cosas para otros?. Mientras yo he estado buscando todo el día, mi felicidad perfecta, otros trabajan intentando hacer cosas que mejoren las cosas.
Volvemos a Gopi. Kim y yo como siempre intentamos buscar un sitio en el que tomar algo pero es imposible. Charlamos un rato en el banco de la entrada del guest house hasta que nos entra el sueño.
1 comentario:
es que muchas veces la felicidad,
radica precisamente en ayudar a los otros, sin pedir nada, sin esperar nada, tanto te sorprende?
tan frio y egoista esta el primer mundo?
la verdad que eso aquí es moneda corriente,me alegra que no me sorprenda la generosidad.
evidentemente hay muchos mundos paralelos...
* de todas maneras un saludo!
hace tiempo no entraba al blog, pero hoy he vuelto.
ta luego.
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