domingo, 2 de marzo de 2008

Día 8: Volcán Arenal

Geogreáficamente el Volcán Arenal esta muy cerca de Monteverde. No nabrá más de cuarenta kilómetros en linea recta entre ambos lugares. Sin embargo, debido a lo accidentado del terreno y a las carreteras ticas, nos han advertido de que se tarda varias horas en llegar y que debemos salir pronto por la mañana.

Hemos tenido dudas de si quedarnos un día más (al igual que hicimos en Puerto Jimenez) y explorar a pie el bosque nublado, alejándonos del ruido del canopy, pero al final hemos decidido que quedan muchas cosas por delante que visitar.

Nos ponemos en marcha sobre las nueve y media. Desde Santa Elena tenemos que tomar una pista en dirección noroeste hacia Quebrada Grande, un poco más allá, en teoría empieza la carretera que rodea el lago Arenal. Hay otra posibilidad, más corta, pero todo el mundo nos advierte que en temporada de lluvias no se puede pasar.

El camino es precioso, paisajes de montaña y verdor inmaculado. Pasamos por aldeas muy pequeñas en las que los niños corren descalzos por las calles dandole patadas a un balón o simplemente siguiendo el coche por unos segundos, pero siempre riendo. Hay muchísima ganado por las praderas de la zona y parece que la zona abasteciese al país de carne y leche.
Para recorrer los primeros veinte kilómetros tardamos más de una hora. Al final alcanzamos una cosa más parecida a una carretera, porque de vez en cuando hay algún trozo de asfalto, y podemos avanzar un poco más rápido. Descendemos bastante, desde los dos mil metros que estabamos hasta unos seiscientos. El día es radiante y fresco. Aunque hace calor, todo huele húmedo por las lluvias de los últimos días. Las emisoras tocas además nos amenizan el camino.


Llegamos al lago arenal. Es enormemente grande hay que rodearlo por completo, para llegar a las inmediaciones de La Fortuna, que es dónde esta nuestro hotel. La carretera va bordeando una orilla repleta de pequeñas poblaciones, restaurantes y pequeños embarcaderos. También vemos sitios con reclamos publicitarios sobre windsurf. Por lo visto, es un sitio muy indicado y hay muchos americanos que viene aquí a practicar este deporte.

De vez en cunado vemos grupos de obreros arreglando la carretera. En todos estos grupos, siempre hay una pareja que portan grandes machetes, y que se ocupan de despejar la maleza de los bordes de la carretera. En un giro de la carretera, nos encontramos con uno de dichos grupos, que están parados en medio de la carretera y haciendo aspavientos mirando a algo en el suelo. Los macheteros, que calzan altas botas de goma, apuntan a algo con los machetes y dan grandes voces. Todo el mundo para en la carretera. Nosotros también. Apartamos un poco el coche y nos bajamos a ver que pasa.

La cosa es que han encontrado una esmeralda (la serpiente mas venenosa y conocida del país) entre la maleza. la han matado, pero aún así, en sus caras se puede apreciar una aprensión y miedo considerables. Nos explican que su profesión es muy peligrosa porque es muy facil pisarlas. La pobre esmeralda tiene la cabeza aplastada. Tendrá un metro y medio de larga, y una piel parda.

Nos ponemos en marcha de nuevo, dejando a unos veinte Ticos contando historias sobre familiares y amigos que fueron mordidos.

Tras una hora más de conducción, siempre por la orilla del lago, y de preguntar un par de veces, llegamos a nuestro hotel. Esta a unos cinco kilómetros del pueblo y, una vez más, nos sorprende por lo lujoso que es. Es un grupo de siete u ocho bungalows, con una piscina en el centro, un jacuzzi y un pequeño bar junto a la misma.




Nuestra habitación es espectacular. Además tiene un ventanal inmenso de cara al volcán. Por la noche, nos explican, mientras estas tumbado pueden verse pequeñas erupciones de lava roja, descendiendo por la ladera. Despues de instalarnos, nos acercamos un poco más con el coche hacia el volcan y desde una pradera hacemos unas fotos espectaculares.



Cuando nos entra el hambre volvemos, encargamos unos sandwiches y los tomamos en la piscina. Descansamos durante un par de horas bañándonos y tomando el sol. Sobre las seis vamos a un sitio, justo en la ladera del volcán, desde dónde nos han dicho que se pueden ver las erupciones mejor. Lo encontramos justo cunad esta anocheciendo, aparcamos el coche y esperamos tranquilamente. de vez en cunado se oye un murmullo de rocas entrechocando y, efectivamente, cuando oscurece podemos empezar a ver pequeños fuegos artificiales en la cima y como rocas incandescentes ruedan ladera abajo. Estamos a unos cinco kilómetros de la base, y por eso parecen pequeños puntos en la noche, pero calculo que las rocas que descienden pueden tener el tamaño del coche.

No hay ninguna gran erupción, a pesar de lo cual el espectáculo es magnífico. Al rato llega un autobús con turistas y nos estropean la intimidad. Aguantamos un poco más, pero al final decidimos marcharnos.

Cenamos en La Fortuna. En un restaurante mexicano. Nachos con guacamole,. Una tradición que Raquel y yo tenemos desde siempre. Nos bebemos unas cuantas cervezas con hielo, pero decidimos no salir y volvemos a nuestra habitación. Desde la cama se aprecia la corona incandescente del volcán, pero no tan claramente como desde el sitio que estuvimos con el coche. A pesar de todo el ruido distante de las pequeñas erupciones es sobrecogedor. Nos abrazamos, dejando la mirada fija en el vocán, hasta que al final se nos cierran los ojos.

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